El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso en marcha este miércoles la aplicación del 25 por ciento de aranceles a las importaciones de acero y aluminio, acción que proyecta un impacto importante para la economía mexicana

Los únicos bienes que estarán exentos de esta imposición por parte de Estados Unidos, serán los cubiertos por el T-MEC, que Trump renegoció durante su primer mandato para sustituir al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
No obstante, desde Palacio Nacional, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, comentó que seguirá trabajando en conjunto con el gobierno estadounidense para tratar de dar marcha atrás a las tarifas, que afectarán más de 29,000 millones de dólares en exportaciones.
Informó que esperará al 2 de abril para tomar una decisión definitiva sobre si se ponen aranceles recíprocos al acero y al aluminio al país norteamericano. Dijo que de forma estricta, debido al T-MEC, México no impone aranceles a E.E.U.U, por lo que confía en que se pueda llegar a un acuerdo con Trump para que no cobre impuestos adicionales sobre las importaciones mexicanas.
En las próximas semanas, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard y el secretario de Hacienda, Edgar Amador, mantendrán conversaciones con sus homólogos en Washington para tratar este tema. Sheinbaum aseguró que también trabajarán con la industria siderúrgica mexicana: “Hay muy buena relación con todos los acereros, estamos trabajando con los productores nacionales”, comentó.
La iniciativa de imponer el 25 por ciento de aranceles a todas las importaciones de acero y aluminio en el mundo impactará de mayor forma a México y Canadá, dos de sus principales proveedores de estas materias primas.
Con exportaciones por más de 2,3 millones de toneladas, México ocupa el segundo puesto de exportación al mercado estadounidense, solo detrás de Canadá.
México es el 15 productor de acero en el mundo, con una producción anual de casi 20 millones de toneladas anuales, sin embargo, de acuerdo con las propias cifras de la industria, el abasto es insuficiente ante un consumo de más de 28 millones de toneladas de acero anuales, cuya diferencia se cubre con la importación, principalmente de Estados Unidos (32,5%), Corea del Sur (15,5%) y China (11%).
Por Jenny Valadez, con información de El País.
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